
Panzer VI Tiger.
Tiger
I es el nombre por el que se suele conocer un tanque pesado alemán desarrollado
en 1942 y usado en la Segunda Guerra Mundial cuya última designación oficial
alemana fue Panzerkampfwagen Tiger Ausf. E (‘vehículo de combate blindado Tigre
variante E’), a menudo abreviado como Tiger .
El apodo del tanque fue puesto por Ferdinand Porsche, y el número romano se le
añadió después de que el Tiger II entrara en producción. La primera designación
oficial alemana fue Panzerkampfwagen VI Ausf. H, pero el nombre en marzo de
1943 fue cambiado a Panzerkampfwagen VI Tiger Ausf. E. La designación del
inventario de vehículos militares alemanes para este tanque era Sd.Kfz. 181.
La
producción del Tiger I comenzó en agosto de 1942, y se construyeron 1.355 hasta
agosto de 1944, cuando la producción fue cortada. Se inició la construcción de
los tanques a un ritmo de 45 al mes, alcanzando el máximo en abril de 1944 con
104 al mes. El máximo número de tanques fue de 671 el 1 de julio de 1944. En
términos generales, costaba el doble de tiempo construir un Tiger I que otro
carro de combate alemán. Cuando empezó a producirse el Tiger II en enero de
1944, se detuvo la del Tiger I.
La
principal diferencia del Tiger con los anteriores tanques alemanes radicaba en
su diseño. Los que precedieron al Tiger estaban equilibrados en movilidad,
blindaje y potencia de fuego. En ocasiones tenían una capacidad de fuego menor
que la de sus oponentes, pero por diversas causas habían conseguido salir bien
parados.
El
Tiger I acentuaba la potencia de fuego y la protección a expensas de la
movilidad. Los estudios para un nuevo carro de combate pesado comenzaron a finales
de los años 1930, sin un plan de producción. El empuje definitivo para el Tiger
I fue proporcionado por la calidad del T-34 soviético, aunque la necesidad de
un carro más potente que los Panzer III y Panzer IV se hizo notoria tras
enfrentamientos contra los Matildas y Churchills.
Aunque
el diseño y la disposición general eran similares al del anterior tanque medio,
el Panzer IV, el Tiger pesaba el doble. Esto se debía al blindaje
sustancialmente más grueso, el cañón de mayor tamaño y, consecuentemente, un
depósito mayor para combustible y munición, un motor más grande y una
transmisión y suspensión más sólidas. El parecido físico hizo que en muchas
ocasiones se confundieran los Panzer IV con los Tigers.
El
Tiger I tenía un blindaje frontal de 102 mm de grosor, en comparación con los
80 mm de los últimos modelos del Panzer IV, y 80 mm en los laterales y la parte
posterior. Esto era muy efectivo para detener balas antitanque de la mayoría de
los cañones de la Segunda Guerra Mundial a distancias comunes de combate,
especialmente desde enfrente. A distancias más cercanas y por los flancos, el
tanque era más vulnerable. El blindaje superior era de 25 o 40 mm de grosor,
similar al de los modernos tanques. El blindaje lateral fue una ventaja enorme
frente al Panzer V Panther, que sufría demasiado con su escaso blindaje lateral
(sólo 45 mm frente a los 80 mm del Tiger I).

El
cañón KwK 36 L/56 de 88 mm fue la variante escogida para el Tiger y fue, junto
con el Kwk 43 L/71 de 88 mm del Tiger II, uno de los cañones más efectivos y
temidos en la Segunda Guerra Mundial.
El
cañón del Tiger tenía una trayectoria muy plana y visores Zeiss TZF 9b muy
precisos. En ensayos británicos durante la contienda, acertó cinco impactos sucesivos
en un blanco de 40 × 45 cm a unos 1.200 m. Hay informes de tanques Tiger que
alcanzaron a su enemigo a distancias mayores de una milla (1.600 m
aproximadamente), si bien la mayoría de los combates tenían lugar a distancias
menores. En una ocasión se informó de un T34 destruido por un Tiger a una
distancia récord de 3900 m, aunque claramente éste fue un tiro de suerte. La
mayoría de los disparos se efectuaban entre 800-1200 m, pues la munición era
cara y no se podían permitir desperdiciarla, así como sus enemigos podían abrir
fuego antes sin dichos problemas.[cita requerida]
El
tamaño del Tiger forzó la introducción de nuevas y complejas tecnologías,
planteando a los ingenieros una serie de desafíos técnicos que no fueron
completamente superados. La torreta de 11 tm tenía un motor hidráulico
accionado por el impulso del motor principal; incluso así, tardaba un minuto en
poder hacer una rotación completa. El tanque tenía las ruedas de intervalo
triples, por lo que conseguía mejor velocidad a través del campo, pero también
hacía su mantenimiento más difícil. Una parte de la precisión de la artillería,
además de las virtudes de las ópticas, la pieza y el entrenamiento, era el
sistema de triple ajuste de velocidad de giro de la torreta. El artillero disponía
de un sistema de "marchas" para regular la velocidad de giro de la
torreta. Si la "marcha" más fina era la que se empleaba en la fase
final del apuntado contra objetivos lejanos, la torreta tardaba casi un minuto
en ejecutar una rotación de 360 grados, lo que facilitaba mucho la tarea de
lograr impacto con el primer proyectil.
El
Tiger entró en acción por primera vez en septiembre de 1942 cerca de
Leningrado. Bajo la presión de Hitler se puso al tanque en acción meses antes
de lo planeado y los primeros modelos demostraron que eran mecánicamente
frágiles. En su primera acción el 23 de septiembre de 1942, muchos de los
primeros Tiger fueron destruidos. Otros fueron alcanzados por la artillería
antitanque soviética. Uno de los tanques fue capturado prácticamente intacto,
lo que permitió a los soviéticos realizar estudios y preparar una respuesta.
En
los primeros combates en África del Norte, el Tiger podía dominar a los tanques
aliados en terreno amplio. Sin embargo, los fallos mecánicos significaban que
raramente podían entrar en acción. En una repetición de la experiencia de
Leningrado, al menos un Tiger fue alcanzado por los cañones antitanque
británicos de seis libras. Estas experiencias demostraron que las armas
fabulosas no eran el sustituto de las tácticas correctas.
La batalla de Kursk.
Tiger
I en la Batalla de Kursk.
En
la ofensiva de Kursk, el Tiger tuvo un gran éxito en combate. Entre el 1 de
julio de 1943 y el 1 de septiembre del mismo año, el s.Pz.Abt 503 reclamó la
destrucción de 501 carros de combate enemigos (en su mayoría T-34, pero también
KV-1 y un pequeña porción de tanques anglo-americanos, de hecho unos 50
Churchill fueron desplegados en el sector central de la saliente y lo pasaron
bastante mal en sus encuentro con la nueva generación de Panzer), 388 cañones
antitanque (de 76,2 mm y algunos antiaéreos de 85 mm), 79 piezas de artillería
pesada y 7 aviones.
La
batalla de Kursk, también denominada Operación Ciudadela, da nombre a una serie
de choques armados que tuvieron lugar entre julio y agosto de 1943 en la región
de ese mismo nombre en Rusia en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. En
ella, las tropas del ejército alemán harían el último esfuerzo ofensivo en el
frente del este, agrupando el grueso de sus fuerzas acorazadas y sus más
modernas armas, pasando por las unidades más potentes y sus generales más
prestigiosos, enfrentándose con tropas del Ejército Rojo de la URSS. La
operación recibió el nombre en clave de Operación Zitadelle (Ciudadela).
La
fase de ofensiva soviética entre el 12 julio al 23 agosto de 1943 fue la
primera vez que el Ejército Rojo derrotó a los alemanes en pleno verano. La
Batalla de Kursk tiene tanta importancia porque significó el primer combate en
que la ofensiva Blitzkrieg alemana fue derrotada antes de que pudiera romper
las defensas enemigas y además fue un triunfo soviético en estrategia avanzada.
El modelo de operación estratégica utilizado por los soviéticos en esta batalla
ha obtenido un puesto en los planes de estudio de las escuelas militares.
Tras
la victoria soviética en Stalingrado, el Ejército Rojo desencadenó una serie de
ofensivas obligando a los alemanes a evacuar el grupo de Ejércitos A ubicado en
el Cáucaso por temor a que fueran aislados (cosa que hubiera sido un desastre
aún mayor que el de Stalingrado), quedando aislada la cabeza de puente de
Kuban. Los soviéticos sobreexplotaron su victoria, llegando hasta más allá de
Járkov, cerca del Cuartel General de Erich von Manstein en Zaporozhye, donde
fueron rechazados por una bien dirigida contraofensiva de este mismo general.
De esta manera los alemanes capturaron de nuevo la ciudad de Járkov, formándose
un saliente soviético centrado en Kursk (véase Tercera Batalla de Járkov).
Hitler decidió destruir el saliente, seguro de contar con las fuerzas necesarias para que Alemania retomara la iniciativa. Los soviéticos descubrieron el plan alemán y mediante medidas defensivas en el saliente planearon desgastar el ataque alemán para después contraatacar a las fuerzas desgastadas. El desembarco aliado en Sicilia acabaría con las esperanzas alemanas y la operación Ciudadela sería suspendida.
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